David G. Gándara

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¿Existe la innovación en educación?

2024-10-20


Cualquiera que siga en las redes sociales los habituales debates entre docentes, verá una y otra vez discusiones sobre cuál es la mejor manera de hacer esto o lo otro en el aula. Evidencia por aquí, evidencia por allá. Que si metodologías activas, que si instrucción directa, pasando por todo tipo de propuestas de lo más variopintas. ¿Cómo puede alguien encontrar entre este debate el grano entre la paja?

Puede que este sea el error, dejarse llevar a una dinámica en la que nos vemos leyendo de aquí y de allí, rezando por descubrir de quién nos podemos fiar. Aunque sí es importante ir creando un paradigma teórico propio, formado por diferentes fuentes de confianza, aún más importante resulta dar sentido a cada una de las piezas de este paradigma en un proceso personal de reflexión crítica.

Ese proceso de reflexión crítica se puede entender mejor con la metáfora de un velero que trata de llegar a un destino. Para moverse por el mar aprovechará las corrientes superficiales. El viento de la mejora crea la corriente que conduce a su destino, que es la costa. El problema es que el mar está plagado de remolinos que le llevarían al fondo. Aunque es posible, desde el fondo, encontrar una corriente ascendente que nos lleve otra vez a la ruta adecuada, desde allí no es posible ver ni la superficie, ni la costa, ni tampoco las estrellas (en la metáfora son constelaciones que representan clásicos y no tan clásicos de la pedagogía), que nos pueden ayudar a situar cada uno de estos elementos para trazar nuestra ruta.

Ilustración que muestra lo que se explica en el párrafo anterior. Una barca navegando por el mar tratando de seguir las corrientes buenas, esquivando remolinos.

Analizando más de cerca uno de estos remolinos, observamos que tienen una estructura CEEDEEC. Le he llamado así recogiendo las iniciales de varios verbos que forman parte de ese círculo vicioso en el que es tan fácil caer cuando iniciamos nuestra carrera docente: Corregir, Explicar, Ejercicios, Deberes, Estudiar, Examen, Calificaciones. Estos son los elementos más típicos de la forma que adquieren las clases impartidas por las personas que caen en ese vórtice del que es tan difícil salir. No son importantes los elementos por separado, sino la dinámica en la que te pueden introducir. También forman parte de estas dinámicas el libro de texto, la repetición de curso, etc. Y sobre todo, algunos patrones de pensamiento que se van reforzando cuanto más caemos en el vórtice. La idea de que el aprendizaje consiste en decir cosas en alto en el aula, de donde surgen ideas típicas como la de "avanzar materia", "materia ya dada" y similares. También otros patrones relacionados con "el nivel": "llegan sin base", "tengo que dar el nivel", "tiene nivel de infantil". También es recurrente la idea del hábito de estudio, y como para conseguirlo es esencial hacer deberes regularmente y, por supuesto, estudiar. Se podrían identificar muchos más elementos en el vórtice CEEDEEC, pero eso es otra historia y será contada en otra ocasión.

La ilustracin muestra, en un círculo, los elementos que se describen en el párrafo.

En cuanto al viento, que se mueve en una espiral, se compone se ciclos de planificación, intervención y evaluación. Es decir, una práctica reflexiva bien sistematizada, según la estructura típica de la investigación-acción. De entre los diferentes modelos con los que se han descrito este tipo de procesos, siempre me quedo con el modelo PIE, por su simplicidad, aunque me gusta añadirle un "+1", que se refiere a que en cada ciclo se incorpora una unidad de aprendizaje. Es importante recordar que cuando el velero ha conseguido viajar por la corriente virtuosa que nos lleva en dirección a la costa (a donde no se llega, por cierto) sería posible que se dé alguno de los elementos que habitualmente se dan en el CEEDEEC, siempre que formen parte de una manera eficaz en ese proceso PIE+1. Es decir, las téctinas, metodologías, teorías, etc. didácticas, no son buenas o malas en sí mismas, casi cualquiera podría formar parte de un diseño didáctico construído desde la práctica reflexiva. Siempre con los límites de los derechos y la dignidad de las personas, evidentemente.

La ilustracin muestra una espiral ascendente donde se van repitiendo los elementos de los que habla el párrafo anterior.

Posiblemente no he respondido a la pregunta del título. La cuestión, desde mi punto de vista, no es la competición por la prevalencia de unas metodologías o teorías, sino en que las personas que se dedican a la docencia vayan desarrollandose profesionalemente para ser cada día más competentes en facilitar los aprendizajes del alumnado.