O lado escuro da investigación en educación (II)
2024-10-16
El cuarto de los falsos dogmas tampoco carece de importancia. Considerar que los experimentos positivistas en educación pueden establecer una sólida relación causa-efecto es una simplificación de la complejidad de las aulas casi insultante. Es cierto que existen algunas variables relativamente fáciles de aislar, y sobre las cuales sí se podrían establecer estas relaciones de una manera general. La investigación sobre la repetición, por ejemplo, se presta muy bien. Repetir o no repetir es una variable claramente definida, sin posible error de medida. Utilizar datos a gran escala sobre alumnado que ha repetido y que no ha repetido puede ser muy útil para tomar decisiones. Y aun con variables tan simples es necesaria la prudencia. Se ha observado una relación entre el alumnado repetidor y el abandono prematuro del sistema, pero esto no deja claro que repetir sea la causa del abandono. También se ha encontrado una clara relación entre el alumnado que repite y su procedencia social. Es decir, que la procedencia social seguramente conduzca al fracaso escolar, incluyendo la repetición de curso.
Esto nos conduce al dogma número 5, que como todos los demás, es falso. La famosa idea de que la clase política debería informar sus decisiones en la evidencia. La frase parece una perogrullada. Y efectivamente me parecería una buena idea en asuntos como la repetición de curso, por las razones que apuntaba arriba. El problema es que se pretende aplicar esto a otras cuestiones como la fundamentación de la normativa didáctica en los principios del diseño universal. Por una parte, se habla de decisiones no puramente técnicas, sino que nacen de la aplicación de derechos fundamentales establecidos como la base de nuestra convivencia. Pero es que, además, se pretende zanjar la cuestión aplicando el martillo de la evidenciología. «No hay evidencias de la validez del modelo del diseño universal para el aprendizaje». No voy aquí a defender ese modelo como el mejor para construir escuelas inclusivas. Pero no se puede tratar de tumbar el modelo con ese argumento. Se alega que no hay estudios que demuestren la eficacia del DUA en las aulas, cuando sí existe abundante investigación que confirma los puntos de verificación del modelo. Curiosamente mucha de esa investigación es reconocida como válida para considerar los principios de Rosenshine como ciencia sólida. Aun cuando los estudios no hablan para nada de los principios de Rosenshine. Pero para validar el diseño universal, la investigación tiene que consistir en experimentos específicamente diseñados para confirmar ese modelo concreto. Aquí ya no sirve la investigación que confirma sus postulados por separado.
No pretendo aquí decir que toda persona que publica sobre experimentos positivistas ha caído al lado oscuro. Ni que estas publicaciones carezcan de utilidad. Muchas publicaciones fundamentadas en este tipo de investigación son tremendamente útiles. Se han publicado recopilaciones de la literatura sobre muchos temas importantes que utilizo habitualmente para documentarme. Y tampoco pretendo aquí que los estudios positivistas cuantitativos con grandes muestras no son una parte importante de la investigación educativa en algunas cuestiones concretas. Lo que me gustaría es dejar de ver cómo algunas personas repiten una y otra vez que solo este tipo muy concreto de investigación sirve para construir el conocimiento. Especialmente en un ámbito tan complejo como es el nuestro. No debemos olvidar que cuando investigamos sobre educación, es esencial tener en cuenta que un estudio de caso que documenta bien el éxito de una práctica es una de las mejores maneras de informarnos por la evidencia. No se trata aquí de la clásica lucha cuantitativo-cualitativo, sino más bien de reducir el conocimiento a la deducción y considerar que la inducción es pseudociencia. No podríamos progresar en el conocimiento pedagógico sin figuras como Dewey, Montessori, Bruner, hooks, cuyas publicaciones son principalmente filosófico-inductivas, pero que han establecido, y lo siguen haciendo, los cimientos del conocimiento en pedagogía.