David G. Gándara

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Los perfiles de salida como herramienta para decidir sobre la promoción del alumnado

2023-05-25


A raíz de las conversaciones con varias personas tanto en redes sociales como en los centros donde trabajo, a partir de los diagramas de flujo que diseñé para servir de guía en las decisiones sobre promoción del alumnado, ha surgido un tema que yo no consideraba tan relevante, pero se ve que mucha gente sí.

Se trata de la situación legislativa, en medio del calendario de aplicación de una nueva ley de educación. Precisamente afecta a los cursos donde se dan las decisiones sobre la promoción del alumnado, donde no está totalmente implantada la nueva ley. La única parte que resta por aplicar es la que se refiere al currículo. ¿Cómo afecta esto a las decisiones sobre promoción? Afecta, desde el momento en que uno de los criterios más importantes, quizá el que más, es que el equipo docente considere que la medida de no promocionar resulte la mejor posible, según la opinión del equipo docente, para que el alumnado adquiera las competencias. Pero las competencias son uno de los elementos del currículo. Por lo tanto, según el calendario de aplicación, hay que entender las competencias según los antiguos decretos que regulan el currículo.

Todo esto podría parecer inocuo, ya que la idea de competencias viene de atrás y no ha cambiado en esencia. Pero hay un aspecto concreto que para mí es de vital importancia. Los nuevos decretos continenen los "perfiles de salida", que consisten en una descripción detallada, según las competencias, sobre el perfil del alumnado que termina la educación primaria y el que termina la educación básica. Tras sentarme con algunas personas a analizar este perfil, la opinión que más escucho es: "pues sí que ha bajado el nivel", "pero entonces pasan todos", etc. Es decir, la opinión general que he visto es que la nueva normativa es menos exigente a la hora de decidir la promoción del alumnado.

Los "perfiles de salida" me parecen unas herramientas excelentes para realizar los informes sobre el grado de adquisición de las competencias que serán al fin y al cabo documentos importantes para tomar las decisiones sobre promoción (y también titulación). Pero ahora mismo no son normativos, ya que su aplicación en los cursos pares comenzará el curso que viene.

Se me ocurren dos cuestiones. La primera es que si en la normativa anterior no estaba tan detallado en qué consistía cada competencia, y siendo las descripciones que teníamos totalmente compatibles con estos perfiles, ¿no sería lógico poder aplicarlos para determinar el grado de adquisición de las competencias para sexto de primaria y cuarto de la ESO como mínimo? No soy experto en derecho, pero cuando algo no está totalmente concretado en la normativa aplicable, pero existe otra normativa que sí concreta el caso, y no es incompatible con la normativa aplicable, puede tomarse como referencia en muchos casos.

Y la segunda cuestión es: si consideramos que aplicar los perfiles de salida es incorrecto porque supone un criterio menos exigente para promocionar que los que se desprenden de la normativa oficialmente aplicable, ¿es justo que el alumnado que haremos repetir curso este año, se encuentre con que en las mismas condiciones exactas el curso siguiente, promocionaría sin problemas? (con la titulación sería lo mismo). He visto casos en que el alumnado que no titula en cuarto de ESO, al año siguiente saca peores notas y deja los estudios. También me suena que existe algún principio legislativo que protege de esta situación anómala.

Concluyendo, en mi opinión no sólo es lógico, sino casi necesario, utilizar los perfiles de salida como herramienta de referencia para las decisiones sobre titulación y promoción. Añado dos propuestas diferentes para ejemplificar cómo creo yo que se podían redactar los informes del grado de adquisición de las competencias para que no se conviertan en un mero trámite burocrático, sino que sean una herramienta útil en estas difíciles decisiones a las que se enfrenta el profesorado al llegar estas fechas. Uno de ellos potencia la reflexión a partir de las evidencias de aprendizaje, y el otro utiliza la rúbrica para facilitar este proceso.