2021-02-09
En algún momento de nuestrar carreras los docentes tomamos alguna opción con respecto al movimiento sindical. Algunos se afilian, otros participan activamente como representantes, y otros nos mantenemos al margen del movimiento. En mi caso, empecé a ver muy rápido que no estaba satisfecho con las luchas que se decidía llevara cabo.
Un ejemplo de esto se aprecia cuando se llega a un nuevo centro, sobre todo del rural, y comienza la negociación de la atención al comedor. La persona que lleva la dirección, muchas veces única en el equipo directivo, nos explica por qué es tan importante mantener el comedor atendido por el profesorado para que la atención sea de más calidad, evitar posibles problemas de conflictividad, y como no, mantener a las familias lejos del centro... y la coletilla de que recibiremos una compensación económica, y además podemos comer gratis a diario. En todos los centros que yo trabajé, la inmensa mayoría del profesorado acepta estas condiciones. Esto podía ser creíble, si después no se recurriese constantemente a la frase: "es que no tengo tiempo para eso", cuando se trata de organizar reuniones de coordinación, equipos de trabajo para diseñar proyectos, mejorar la formulación de las programaciones didácticas, etc. Es decir, dedicamos nuestro esfuerzo y energía a algo que no nos corresponde (si así fuese no se pagaría aparte), sacrificando los elemento que sí se ha demostrado mejoran la calidad: participación de las familias en la vida del centro, y trabajo del profesorado como comunidad de práctica.
Lo que sucede es que el disfrute de unas condiciones personales mejores (si retirasen la compensación económica bajaría radicalmente el número de profesores que atienden el comedor) se esconde tras la máscara de la mejora de la calidad de educación. Y este mismo patrón se repite en la mayor parte de las reivindicaciones sindicales prioritarias. Esto no es por lo que lucharon las personas, como Pamela O' Malley, crearon los movimientos sindicales en las etapas de la historia que realmente era difícil. Volvamos a las enseñanzas que nos dejaron para construir de nuevo el movimiento sindical.
"No limitaron sus conclusiones, de ninguna327
manera, a los propios problemas laborales y profesionales, aunque éstos habíansido el punto de partida de sus reflexiones, sino que fueron desarrolladas hastael punto de representar una formulación de lo que, consideraban, sería la mejor forma de satisfacer las necesidades de la sociedad en materia educativa."
O' Malley, P.(1992) La Alternativa. Revista de
Educación. Número Extraordinario, 325–40.