David G. Gándara

Llegué a esta idea después de pasar por varias etapas. Todo comenzó tratando de darle un contexto a los problemas de la clase de matemáticas. Asigné a cada alumno un personaje, que tenía una profesión, y los problemas versaban sobre vicisitudes diarias de estos personajes.
Después todo se sofisticó, e incorporé el uso de dados, que determinaban acontecimientos fortuitos, como enfermedades o multas.
La clase se convirtió en una especie de juego de rol en el que yo era el amo del calabozo. Pero era muy abstracto. Fue cuando lo combiné con la clase de plástica y construíamos una ciudad de cartón.
Este último año incorporé también el control de la disciplina a la idea, y fue cuando el Minecraft me proporcionó la solución: los personajes construirían sus casas con bloques. Los bloques había que conseguirlos como premio por trabajos de clase o por buena conducta.
Tras darle muchas vueltas, y después de muchos experimentos, llegué a la fórmula perfecta para la construcción de los bloques. Serían cubos de origami. Abajo se puede ver un vídeo con las instrucciones para construir los bloques.
A partir de la idea básica, las posibilidades son infinitas. Por ejemplo, en el área de Ciencias de la Naturaleza les propuse un proyecto que consistía en subir agua de un pozo hasta las casas. Algunos de ellos también han incorporado luz eléctrica. También se puede explotar la posibilidad de combinar bloques de diferentes materiales para crear otros nuevos, replicar monumentos conocidos, etc. Además de todo esto, es una estupenda manera de transmitir una forma de tirar mucho menos papel.